Hoy quiero contarte algo que es falso y que quizás asumes como verdadero, porque alguien te lo contó antes.

Sin embargo quiero que sepas desde ya, que no creas cuando alguien te diga:

“El hipertenso no puede practicar ejercicio físico, sin correr riesgos para su salud”.

Después de leer esto vas a tener mucha más claridad sobre el tema y vas a poder disfrutar de la actividad física tan necesaria para ti.

¿Qué experiencias te gusta recordar?

Vaya pregunta!!!

Pues todas, me puedes contestar.

Siempre he creído que la naturaleza humana es muy sabia, ¡vaya si lo es!.

¿Te imaginas que los ordenadores de grandes multinacionales o incluso el tuyo no fueran reseteando la información para dejar memoria libre?

Pues esto mismo, le pasa a la memoria, vamos seleccionado nuestras experiencias para ir dejando espacio para otras y puestos a elegir… dejaremos los recuerdos agradables.

¿No crees que es lo más inteligente?

De mis experiencias positivas, recuerdo aquel día en el que mi grupo de senderismo, los cincuentones al poder, decidimos hacer una escalada a la montaña más alta de España.

¿Sabes de cuál es?

Seguro que recordarás en las clases de Geografía, donde nos decían que era el Teide ¿no?, pues te voy a descubrir que has estado engañado: el Teide no es una montaña…. Es un volcán, ja,ja,ja.

Volviendo a mi recuerdo y centrándome, que buena falta me hace…. Escalábamos al Mulhacén, la montaña más alta, que quede claro.

A nuestras espaldas una pequeña mochila con agua y frutos secos, que no podían faltar.
La jornada pintaba bien, a pesar de las horas tan tempranas y del frío, esto no era inconveniente para llegar a la cumbre en aquel mes de septiembre, antes de la llegada de la nieve.

¡No me digas que el plan no era apetecible!

Pues algo se torció.

Íbamos subiendo, en fila india, y a medida que avanzaba notaba que me faltaba el aire. Parecía que la vida se me iba, intentaba respirar profundo para coger la mayor cantidad de aire, pero éste se negaba a entrar.

Qué desagradable y angustioso.

Como comprenderás, en cuanto se lo dije a uno de mis compañeros, cundió la voz de alarma entre todos.

Teníamos agua, nueces, almendras… de todo para dar y regalar, sin embargo, nadie tenía lo que era indispensable en ese momento…

El comprimido que debía llevar conmigo todos los días aunque día sí y día no olvidaba, porque me costaba pensar que dependía ya de unas pastillas.

Realmente, tengo que reconocer que me hacía pensar que me estaba haciendo mayor.

¿Qué cambió ese?
Te sigo contando

Claro, como era hipertensa y ya había debutado una angina de pecho, pensé que el ejercicio y el senderismo era ya un capítulo que tenía que cerrar en mi vida, y la verdad que me costaba.
No es fácil renunciar a hacer cosas con las que disfrutas.

Durante unos días, no paraba de observar mi tensión arterial y frecuencia cardiaca de manera constante y enfermiza.

Hasta que un día pensé:
¡Esto tiene que cambiar!

Mi vida no se puede convertir en estar observando todo el día lo que me pasa y como me encuentro y debo de actuar ya.

Visite a un especialista en medicina deportiva, al que le estaré siempre agradecido.

Después de una exploración concienzuda y una prueba de esfuerzo me hizo una gran revelación:

(Si, si, todos los días se puede aprender algo)

El corazón, como un músculo que es, necesita que se ejercite.

El ejercicio es una parte fundamental para mantener la salud cardiovascular, solo necesitaba tomar el tratamiento y entrenar de manera periódica.

Siempre, después de la tormenta llega la calma y en mi caso también llegó.

A día de hoy, mi actividad deportiva es plena y mis salidas a la montaña no las he abandonado.

Mi grupo y yo disfrutamos descubriendo y recorriendo nuevas rutas.

Y sabes que es lo mejor de todo, cuando acabamos reventaicos (esto es muy granaino)… la cerveza bien fresquita que nos tomamos.

Tu que eres hipertenso, ¿Tienes claro la regla de oro ?, claro… Tomar tu tratamiento siempre y practicar deporte de manera regular.
Es sencillo.

Después de leer esto, te animo a que te pongas tus zapatillas y salgas a disfrutar de un paseo a buen ritmo, por las calles de tu ciudad.

¿No crees que es una buena manera de comenzar tu rutina de ejercicio?